miércoles, 8 de octubre de 2014

El origen de Moisés

Éxodo, 2: 1-10, siglo XVII a.C.

Un varón de la familia de Leví fué, y tomó por mujer una hija de Leví: La cual concibió, y parió un hijo: y viéndolo que era hermoso, túvole escondido tres meses.

Pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos, y calafateóla con pez y betún, y colocó en ella al niño, y púsolo en un carrizal á la orilla del río: Y paróse una hermana suya á lo lejos, para ver lo que le acontecería.

Y la hija de Faraón descendió á lavarse al río, y paseándose sus doncellas por la ribera del río, vió ella la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya á que la tomase. Y como la abrió, vió al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los Hebreos es éste. Entonces su hermana dijo á la hija de Faraón: ¿Iré á llamarte un ama de las Hebreas, para que te críe este niño? Y la hija de Faraón respondió: Ve. Entonces fué la doncella, y llamó á la madre del niño; A la cual dijo la hija de Faraón: Lleva este niño, y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño, y criólo. 

Y como creció el niño, ella lo trajo á la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y púsole por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.


Esta historia, que ha llegado hasta nuestros días por medio de la Biblia, está inspirada en una tablilla acadia encontrada en Ebla (Siria) datada entorno al 2250 a.C. la cual describe la vida de Sargón, fundador y principal expansor del imperio acadio:

Mi madre era una gran sacerdotisa. A mi padre no lo conocí. Los hermanos de mi padre acampaban en la montaña. Mi ciudad es Azupi Ranu, que está situada a las orillas del  Eúfrates. Mi madre, la gran sacerdotisa, me concibió y me trajo al mundo en  secreto.

Me depositó en una cesta de juncos, cuyas rendijas tapó con betún. Me  arrojó al río sin que yo  pudiese salir de la cesta.

El río me arrastró, me llevó hasta  la casa de Aqqi, el aguador. Aqqi, el aguador, sumergiendo su cubo me sacó del agua. Aqqi, el aguador, me adoptó como hijo y me crió. Aqqi, el aguador, me enseñó su oficio de  jardinero.


Cuando era jardinero la diosa Istar se  enamoró de mí, y así fue como ejercí la realeza durante setenta años.


Al margen de las diferencias, se observa claramente cómo sigue el mismo patrón: en el primer párrafo refleja como es un nacimiento que se lleva en secreto, por lo que en el segundo párrafo, su madre lo mete en una cesta y lo echa al río. Acto seguido (tercer párrafo) alguien lo encuentra y lo cría y finalmente, se convierte en un miembro de la realeza.

Sin embargo, la cosa no acaba ahí: encontramos reminiscencias de esta misma historia en la mitología griega descrita por Apolodoro en la Biblioteca mitológica II y en las Odas de Horacio:

Acrisio hizo encerrar a su hija Dánae en una torre de bronce para impedir que tuviera trato con ningún varón, pues el oráculo le predijo que su nieto le mataría. Sin embargo, el rey de los dioses, Zeus, se transformó en una lluvia de oro que cayó en Dánae desde el techo y la dejó embarazada -
hay otra tradición que decía que había sido Preto, hermano de Acrisio, quien había seducido a Dánae-. 
En cualquier caso, la princesa concibió a Perseo.

 Al enterarse Acrisio, no creyendo divino el nacimiento del niño, lo arrojó con Dánae al mar en un cofre de madera.

El mar fue calmado por Poseidón a petición de Zeus, y la madre y el hijo sobrevivieron y alcanzaron la costa de la isla de Sérifos. En esa isla gobernaba el rey Polidectes, y su hermano Dictis recogió a la mujer y al niño, al que criaría como si fuera su hijo.